Archive for 2015
Esos momentos - Radioactive.
Esta historia está escrita a partir de una escena que imaginé escuchando la canción Radioactive de Imagine Dragons. Es recomendable escucharla mientras se lee.
Adoro estos momentos. Me siento
más vivo que nunca.
¿Sabéis de lo que os hablo?
Hablo de esos momentos en los que la adrenalina hace latir tu corazón tan
fuerte que resulta doloroso, como si fuese capaz de aplastar tus costillas y
huir de tu pecho. Escuchas el rítmico bombear de tu sangre sobreponiéndose a
todo sonido. Pero, curiosamente, a la vez también eres consciente hasta del más
ínfimo riudo a tu alrededor, te sientes capaz incluso de oír caer una gota de
agua.
Y todo, todo, va a cámara
lenta. Te sientes ágil, rápido, como si el mundo estuviese en pausa y tú fueses
el único que mantiene una velocidad normal.
Y los olores... Explotan,
llenan tu olfato. Amplificados, densos, llenando tus pulmones como si fuesen
más espesos que el aceite, dotados de textura. Hueles la sangre, la pólvora, la
tierra, el sudor… puedes oler incluso tu propio miedo.
Porque en estos momentos
siempre se tiene miedo. Siempre. Al menos, las personas cuerdas. Siempre,
siempre. La clave está en utilizar ese miedo, esa excitación en tu favor, y no
permitir que te sobrepase. Controlarlo, no dejarse controlar por él. Volverlo
tu mejor aliado, someterlo, no dejar que se adueñe de ti bajo ninguna
circunstancia.
El miedo en estos instantes te
insta a luchar, a defenderte, a derrotar a tu rival por sobrevivir. Pero al
mismo tiempo te frena, te dice que tengas cuidado y que seas prudente.
El miedo, como digo, es
indispensable, es útil. Nos mantiene vivos. Al igual que el dolor, otro
compañero de fatigas mal visto, muy infravalorado, pero sin él estamos
perdidos, sin él estamos muertos.
Con la adrenalina inundando tu
sistema, el dolor toma otra dimensión, otra forma de ser, se percibe de otra
forma. Es un aviso, una alarma silenciosa. El dolor te informa de que has sido
herido, muestra tus límites, te dice hasta donde es prudente llegar… pero,
muchas veces, la mayoría de las veces, ese límite debe ser obviado. Si el
precio lo merece, ¿a quién le importa desgarrarse un músculo, romperse un
hueso, desangrarse hasta caer desmayado?
La ausencia de dolor solo
indica una cosa: que estás muerto.
Sí, puedo sentirlo. Aún no ha
empezado, aún no ha pasado nada. Apenas ha aumentado mi ritmo cardíaco y ya
puedo sentirlo todo. Mi cuerpo y mi mente se estremecen ante todo lo que está
por venir.
Así que aprieto los puños, y
avanzo. A cada paso que doy, mi corazón responde latiendo un poco más fuerte.
Un poco más, un poco más, un poco más…
Y cuando alzo el puño para
asestar el primer golpe, todo ha sido desatado. Mi droga favorita me recorre
por entero, inundando, saturando todos mis sistemas.
Y, de nuevo, es ahora,
precisamente ahora que la muerte es una posibilidad, ahora que la negra dama ha
aparecido, amenazándome con llevarme consigo al primer paso en falso, a la
primera estocada no esquivada, al primer golpe mal recibido… es precisamente
ahora cuando me siento más vivo que nunca.
¿Qué me espera después? ¿Un
hospital, la cárcel, la tumba tal vez? Me da igual. Solo importa el ahora.
Iron, Woodkid. El soldado.
Este es un trabajo que realicé hace tiempo para clase de
dibujo artístico.
El profesor nos pidió que escogiésemos una canción y
contásemos en cuatro viñetas qué veíamos al escucharla.
Yo elegí IRON, de WOOD KID.
A continuación, las láminas, la parte de la canción que les
corresponde y mi explicación.
Primera lámina. La marcha
Miles de soldados caminan incansables bajo sus estandartes,
dispuestos a luchar, a morir, a probar la sangre del enemigo. Entre ellos
camina un hombre, un soldado más, helado y dispuesto matar o morir.
Deep in the
ocean,
dead and
cast away
Where
innocence's burn
in flames
A million
mile from home,
I'm walking
ahead
I'm frozen
to the bones,
I am...
A soldier
on my own,
I don't
know the way
I'm riding
up the heights
of shame
I'm waiting
for the call,
the hand on
the chest
I'm ready
for the fight,
and fate.
Segunda lámina. El enemigo.
A lo lejos se divisa el enemigo, que se abalanza sobre
nuestro soldado y su compañía. El sonido del acero y el sabor de la sangre es
todo lo que importa.
The sound
of iron shocks
is stuck in
my head,
The thunder
of the drums
dictates
The rhythm
of the falls,
the number
of dead's
The rising
of the horns,
ahead
From the
dawn of time
to the end
of days
I will have
to run,
away
I want to
feel the pain
and the
bitter taste
Of the
blood on my lips,
again
La batalla se desarrolla al ritmo de la música. La sangre de aliados y enemigos salpica el aire
helado a la luz de la luna.
El frío hiela poco a poco sus manos y la vida escapa de sus
venas. Ante él, ante sus huesos helados y olvidados en la carnicería de la
batalla, la parca ha venido en su busca.
This deadly
burst of snow
is burning
my hands,
I'm frozen
to the bones,
I am
A million
mile from home,
I'm walking
away
I can't
remind your eyes,
your face